Flor de Muga blanco, la nueva gran apuesta de Rioja

La última novedad de la bodega de Haro es un vino blanco de gran complejidad equiparable a sus míticos tintos

Bodegas Muga presenta Flor de Muga Blanco 2018, se trata de una “gran apuesta” para la familia, ya que nace tras varios años de investigación y se posiciona como el gran vino blanco de Rioja; un vino de alta calidad de producción limitada y elaborado con las variedades de uvas autóctonas Viura, Garnacha blanca y Maturana blanca.

La nueva creación de las históricas bodegas familiares del Barrio de la Estación de Haro, en La Rioja, se define “en boca por su gran presencia, su volumen, su grasa” -explica Isaac Muga, enólogo de la bodega- “es un vino largo, persistente, que no va a dejar indiferente”, concluye.
“Marida con pescados y arroces, y debido a su complejidad puede acompañar carnes o guisos como si fuera un tinto” -añade Isaac Muga.

Los blancos de Bodegas Muga

El primer Muga blanco envejecido en barrica fue elaborado en 1973. Pero en aquella época, la demanda de este tipo de vinos no estaba muy extendida, por lo que la bodega decidió centrarse en la elaboración de tintos. A partir de los años noventa se pusieron de moda los blancos jóvenes, frescos y fáciles de beber, lo que motivó la creación del blanco Muga, de gran éxito todavía a día de hoy.

Pero la espinita de crear un gran blanco de Rioja, un reserva de calidad, se les quedó clavada, y hace unos siete años decidieron seguir investigando y hacer pruebas para crear y dar forma a su versión del blanco reserva de Rioja. Esta labor junto al trabajo de recuperación de variedades autóctonas de la Rioja (maturana blanca y garnacha blanca), han dado pie a conseguir dar vida a este vino, Flor de Muga Blanco.

Ficha Flor de Muga Blanco 2018

Variedades: 40% Viura, 30% Garnacha blanca y 30% Maturana blanca.
Geología y suelo: franco arenoso (Maturana), arcilloso calcáreo (Garnacha blanca) y arcilloso calcáreo y ferroso (Viura).
Vendimia: uvas vendimiadas a mano en su momento óptimo de maduración y transportadas a las bodegas en pequeñas cajas en camiones refrigerados para mantener intacto todo su potencial aromático.
Elaboración: tras un breve periodo de maceración dentro de la prensa, se selecciona el mosto flor, que a continuación pasa a fermentarse a baja temperatura en pequeñas barricas de roble. Al final del proceso de fermentación, el vino permanece con sus finas lías durante un periodo de 3 meses en un “Oeuf de Beaune” (depósito de hormigón con forma de huevo) para conservar su expresión aromática y aportar un mayor cuerpo al paladar.
Crianza: 6 meses en barricas nuevas de roble francés (ligeramente tostado, procedentes de Nevers y Bertranges). Afinamiento en botella durante 18 meses para obtener un mayor refinamiento y redondez.
Cata: vino de color amarillo-pajizo, brillante. En la nariz destacan aromas elegantes y complejos con notas de manzana verde, mandarina y pomelo junto con toques de frutas de hueso, como el melocotón, y matices de flores blancas y vainilla cremosa. Entrada en paladar suave y agradable, manteniendo una gran armonía y frescura que revela volumen, mineralidad y un complejo sabor afrutado, seguido de un final prolongado y refrescante.
Maridaje: no solo con arroces o pescados, puede combinar muy bien con carnes de todo tipo.
PVP: 32 euros.
Reconocimientos: 94 puntos Robert Parker y 94 puntos James Suckling en 2019.